jueves, 20 de noviembre de 2008

Las Nupcias de Pompeya (Tomado de Caretas)

Al mediodía del lunes último, los exteriores de la Iglesia Universitaria Pompeya, situada en el 346 de la calle Monseñor Santisteban de Santa Cruz, Bolivia, lucían desolados. Un vendaval había surcado la ciudad desde las primeras horas del día y la soledad reinante en la zona parecía ser su consecuencia. Pero el sol brillaba en el cielo despejado.

CARETAS llegó hasta allí al enterarse de que don Felipe Tudela y Barreda, de 93 años, había decidido contraer nupcias religiosas con Graciela de Losada Marrou, de 78 años. Sin embargo, a las doce del día, hora señalada para el matrimonio, las puertas del recinto religioso estaban cerradas con candado. No había indicios de que se realizaría la ceremonia.

Poco después empezaron a llegar los invitados. Gracia, Inés y Cristóbal Aljovín, hijos de Graciela, arribaron en un taxi acompañados por Marilú Marrou Rivera Torres. Instantes después llegaron Augusta María y Miguel Aljovín con sus cónyuges José de la Puente Brunke y Mónica Rodrigo Prado.

A los pocos minutos apareció el sacerdote Juan Pablo Moreno para identificar a los invitados. Las puertas del templo, entonces, se abrieron de par en par. El patriarca y su esposa no tardarían en llegar. Aunque bajaron juntos de un auto color plata, Graciela ingresó primero a la iglesia acompañada por su hija Augusta María. El patriarca avanzó del brazo de su enfermera Gabriela Trelles Mata. No hubo marcha nupcial.


En El Altar

La ceremonia empezó a las 12.30 horas. Sentado frente al altar, Felipe Tudela y Barreda lucía adusto. Aunque hubo momentos en que parecía dominado por el tedio, el patriarca justificó su actitud de una manera peculiar: “Era una ceremonia muy seria, yo mientras tanto meditaba”, dijo, y añadió: “Pero ahora estoy en el aire, me siento muy feliz”.

Ambos, por cierto, lucían pulcros. El novio vestía un terno gris con rayas. Su corbata de seda celeste contrastaba con la impecable camisa blanca. En el bolsillo izquierdo superior del saco sobresalía un pañuelo blanco.

La novia, por su parte, vestía un elegante sastre blanco de lana con un top interior plomo de lanilla con los hombros descubiertos. Su cabello estaba recogido y llevaba dos aretes de perlas y zapatos de taco bajo. Al final de la ceremonia, a don Felipe le colocaron un clavel blanco en la solapa.


Cuando el sacerdote preguntó si ambos se casaban por su libre voluntad, ellos asintieron. Luego, ante la obligatoria pregunta de si aceptaban unirse hasta que la muerte los separe, ambos respondieron con un contundente “sí” (ver extracto de la boda en http://www.caretas.com.pe/).

La ceremonia concluyó sin sobresaltos, 45 minutos después. Aunque más de un invitado temió que hiciera su aparición Francisco Tudela Van Breugel-Douglas con fiscal y policías incluidos. No hay que olvidar que el ex canciller fujimorista, acompañado de tres abogados, un médico legista y una jueza, pretendió interrumpir la boda civil de su padre, a fines del año pasado.

La génesis de esta boda boliviana se remonta al 14 de julio. A través del hilo telefónico, Augusta María Aljovín contactó con el único cardenal arzobispo de Santa Cruz de la Sierra y además presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, Julio Terrazas Sandoval (72), de la Congregación de los Redentoristas. Solicitó una audiencia con la pareja de esposos que quería hacerle un singular pedido: casarse por la Iglesia.

Terrazas accedió y les concedió una cita para el día siguiente a las 5 de la tarde. En el encuentro, Tudela y Barreda explicó al religioso acerca del lío familiar con sus hijos insistiendo en su cordura. “Padre, me quieren declarar demente senil”, se quejó. Contó, además, los detalles de su fallida experiencia religiosa en Lima (CARETAS 2002). El cardenal Terrazas, después de escucharlos durante una hora, accedió casarlos y los contactó con el reverendo Juan Pablo Moreno. Él sería el encargado de darle la preparación espiritual a la pareja. Para entonces, la sentencia de interdicción aún no había sido emitida por la titular del 12º Juzgado de Familia, Carmen Torres.

El Ejemplo De Abraham

En la primera cita, el cura Moreno, quien además es abogado penalista, les explicó acerca de la preparación espiritual que requiere toda pareja antes de dar el sí. Tudela dijo que quería fortalecerse bíblicamente. El sacerdote se comprometió a visitarlos dos veces a la semana. Al día siguiente, el sábado 19 de julio, ocurrió el sorpresivo lío fiscal que terminó con el arresto de Augusta María Aljovín y la visita de Francisco y Juan Felipe Tudela Van Breugel-Douglas a su padre en Santa Cruz.

Para la segunda cita con el sacerdote, hubo más sorpresas. Francisco Tudela Van Breugel-Douglas había sido nombrado curador de su padre. Sin embargo, pese al cambio del estatus del novio en el Perú, el padre Moreno decidió proseguir con los preparativos de la boda y le recomendó que leyera sobre la vida de Abraham. Había que tomar su ejemplo para entender sobre todo la paciencia que uno debe tener ante las adversidades de la vida, le dijo.

El martes 22 de julio, la pareja presentó al sacerdote el expediente matrimonial peruano que incluía la oposición de Francisco al matrimonio religioso.

Ante su nueva situación legal, Felipe Tudela remitió una carta al cardenal Julio Terrazas, el 31 de julio del 2008. En la misiva, que fue recibida en el despacho clerical el 4 de agosto, Tudela padre explicó de su nueva condición jurídica y, además, adjuntó la misma documentación que ya había recibido el padre Moreno, entre los que figura la Resolución del Tribunal Eclesiástico y Arzobispado de Lima (Prot. N° 001/08 TEIL). El documento indica que, para casarse, Tudela y Barreda deberá someterse a un peritaje psiquiátrico.

Francisco Tudela dijo a un diario que su padre pretendía burlar a las autoridades eclesiásticas bolivianas que desconocían de la resolución del Arzobispado de Lima, pero en Santa Cruz ya estaban al tanto de todo.

El sacerdote Moreno, por encargo expreso del cardenal, continuó con sus visitas al patriarca, las mismas que prosiguieron hasta el sábado 9. Después de las habituales dos horas de charla espiritual, el sacerdote anunció que la pareja estaba lista para el gran día. La boda en Pompeya era cuestión de horas.

‘EL DÍA D’

El domingo 10, el patriarca amaneció sosegado. Bolivia iniciaba un proceso revocatorio, pero esto no le impidió ir a misa a las diez de la mañana, como siempre. Mientras tanto, en Lima, la defensa de ‘Pancho’ Tudela revelaba los gastos judiciales de don Felipe Tudela.

Aproximadamente US$ 800,000 se utilizaron en pagos al estudio Rodrigo, Elías y Medrano, abogados de Tudela y Barreda, y en otros gastos judiciales. La defensa del nonagenario alegó que ellos cobraron US$ 350,000 por defender a la pareja en 19 procesos judiciales, mientras el patriarca se defendió desde Bolivia: “Con pena inmensa he apreciado la última escena televisiva en la que mi hijo Francisco insulta con alevosía a mi esposa, revisa mis cuentas y cuestiona en forma temeraria e irresponsable el retiro de fondos que, por precaución elemental, mi esposa y yo hemos venido realizando directamente, por si llegaba, como en efecto ha sucedido, esta monstruosa curatela provisional de mi persona y de mis bienes”.

Pero nada de esto alteró sus planes. El día “D”, Felipe Tudela y Barreda se levantó a las 7:00 horas. Bajó al comedor del Hotel Yotaú a tomar desayuno una hora después. Pidió dos huevos a la copa, jugo de naranja y café. La novia se levantó a la misma hora, pero demoró en acudir al comedor. Sólo comió rodajas de piña y café. Ella salió a las 8.30 hrs. hacia el salón de belleza Zenith Beauty Salón. Tenía una cita pactada para las 9 a.m.

En el desayuno, la pareja estuvo acompañada por los hijos de Graciela que llegaron el mismo lunes en la madrugada desde Lima. Sólo Inés Aljovín viajó desde Santiago de Chile para presenciar la boda de su madre. Rafael fue el hijo ausente. A las 11.30 hrs. los esposos Tudela ya estaban listos para trasladarse a la Iglesia. Lo hicieron en un automóvil arrendado.

Después de la boda, la familia se trasladó en pleno al restaurante La Suisse, ubicado en el barrio de Sirari. Los esposos brindaron con un cava catalán y ordenaron pollo en salsa de hongos y helado de vainilla como postre. Luego se retiraron a descansar. A las ocho de la noche, regresaron a la terraza del hotel para seguir celebrando con jugos y pop corn.


El martes último, Francisco Tudela dijo en Canal N que la boda de su padre no estaba confirmada, pero que en todo caso anunció que apelará “al derecho canónico”. Ignoraba que la boda ya se había producido.

“Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”, advirtió el clérigo en el intercambio de los anillos. Esa es, ahora, la única frase valedera para los esposos Felipe Tudela y Barreda y Graciela de Losada. (Roberto More).